Quiero compartirles que participe de la junta de Acción Comunal de uno de los barrios de
Fontibón, allí se programaron algunos
proyectos para el sector, se asignaron recursos para
desarrollar tales proyectos.
Las juntas de acción local fueron consagradas por la Ley 136 de 1994,
donde se establece “son corporaciones administrativas de carácter público, de
elección popular y cuya función principal es la de distribuir y apropiar las
partidas globales que se asignen en el presupuesto anual del Distrito Capital
a las localidades teniendo en cuenta las necesidades básicas insatisfechas de
su población”.
Lo anterior, para determinar que, aunque los recursos para los proyectos
del sector fueron asignados, estos eran administrados por la Junta de Acción
Local; al finalizar los proyectos situación que se tornó problemática puesto
que dichas facturas y costos se encontraban inflados de tal forma que
superaban los 800 millones de pesos y según nuestros presupuestos no
sobrepasaban los 300 millones de pesos.
Nuestra junta de acción comunal puso en conocimiento de estas
irregularidades al ente competente, desafortunadamente no logramos resolución
alguna, ya que las juntas de acción comunal son las encargadas de controlar
el desarrollo de proyectos
Este inconveniente dejo al descubierto gran corrupción avalada por el
gobierno al permitir que las JALES aprovechen recursos para despilfarrarlos.
Respecto a la problemática planteada por mí, deja entrever que la ética
pasa a segundo plano cuando se trata de recursos públicos, como decía
Torrealba que se convierte en una ética apocalíptica en donde consideramos
que no hay nada que hacer, que la ética ya no es a este nivel imprescindible
y también es considerada cosmética para algunos que pretenden aplicarla solo
cuando les conviene.
Tal vez algún día logremos que la sociedad se transforme y se logre una
adecuada responsabilidad social sostenible que no sea vulnerable y que mida
el impacto social que acarrea la irresponsabilidad de nuestros mismos actos.
Respecto a la problemática de Oscar, Corrupción en Bario de Bogotá, se
observó que la exposición no conllevaba problemática de corrupción sino más
bien un problema de ética ingenua que permite que los entes gubernamentales
encargados de las empresas riesgosas en sitios residenciales se hagan los de
la vista gorda para dar una solución al riesgo implícito.
Respecto a la problemática de Jorge, Violencia en Bogotá, indique que
estaba de acuerdo en que la violencia se nos convirtió en una cultura, en una
forma de vivir, por que convivimos con ella y ya es normal que los medios de
comunicación transmitan cualquier tipo de actividad delincuencial sin que
nuestra conciencia se afecte, creo que además los entes de seguridad como la
policía tampoco les interesa enfrentarlo, es decir la ley está pero no la
cumplimos porque es mejor que la misma sociedad solucione los problemas.
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sábado, 14 de mayo de 2016
Corrupción Sector Fontibón
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