Ética Profesional La profesión se puede definir como ʺla
actividad personal, puesta de una manera estable y honrada al servicio de los
demás y en beneficio propio, a impulsos de la propia vocación y con la dignidad
que corresponde a la persona humanaʺ. En un sentido estricto esta palabra
designa solamente las carreras universitarias. En sentido amplio, abarca
también los oficios y trabajos permanentes y remunerados, aunque no requieran
un título universitario. En virtud de su profesión, el sujeto ocupa una
situación que le confiere deberes y derechos especiales, como se verá: • La
Vocación. La elección de la profesión debe ser completamente libre. La vocación
debe entenderse como la disposición que hace al sujeto especialmente apto para
una determinada actividad profesional. Quien elige de acuerdo a su propia
vocación tiene garantizada ya la mitad de su éxito en su trabajo. • Finalidad
de la Profesión. La finalidad del trabajo profesional es el bien común. La
capacitación que se requiere para ejercer este trabajo, está siempre orientada
a un mejor rendimiento dentro de las actividades especializadas para el
beneficio de la sociedad. Sin este horizonte y finalidad, una profesión se
convierte en un medio de lucro o de honor, o simplemente, en el instrumento de
la degradación moral del propio sujeto. • El Propio beneficio. Lo ideal es
tomar en cuenta el agrado y utilidad de la profesión; y si no se insiste tanto
en este aspecto, es porque todo el mundo se inclina por naturaleza a la consideración
de su provecho personal, gracias a su profesión. No está de más mencionar el
sacrificio que entrañan casi todas las profesiones: el médico, levantándose a
media noche para asistir a un paciente grave; el ingeniero, con fuertes
responsabilidades frente a la obra, etc. La profesión también gracias a esos
mismos trabajos, deja, al final de cuentas, una de las satisfacciones más
hondas. • Capacidad profesional. Un profesional debe ofrecer una preparación
especial en dos sentidos: capacidad intelectual y capacidad moral. La capacidad
intelectual consiste en el conjunto de conocimientos que dentro de su
profesión, lo hacen apto para desarrollar sus labores. Estos conocimientos se
adquieren básicamente durante los estudios universitarios, pero se deben actualizar
mediante las revistas, conferencias y las consultas a bibliotecas. Es
responsabilidad del profesional mantenerse actualizado en conocimientos. La
capacidad moral es el valor del profesional como persona, lo cual da una
dignidad, seriedad y nobleza a su trabajo, digna del aprecio de todo el que
encuentra. Abarca no sólo la honestidad en el trato, no sólo en el sentido de
responsabilidad en el cumplimiento de lo pactado, sino además la capacidad para
abarcar y traspasar su propia esfera profesional en un horizonte mucho más
amplio, hacia la búsqueda y construcción de una sociedad más justa y
equilibrada. El profesional debe ejercer su función desde la más estricta
honradez y fidelidad a los principios. Junto a los conocimientos y habilidades
para el buen desempeño, los profesionales deben caracterizarse por sus
principios éticos y morales, por su honestidad a toda prueba, por su
incorruptibilidad, por su disciplina, su espíritu colectivo, por su austeridad,
modestia y estilo de vida sencillo. El ejercicio profesional demanda un amplio
campo de autonomía, tanto personal como del colectivo en su conjunto, cuyo
correlato es la asunción de las responsabilidades inherentes al desarrollo de
la actividad. La RESPONSABILIDAD PROFESIONAL, es un caso paradigmático de
responsabilidad moral que proviene del conocimiento especial que cada uno
posee. El profesional debe dominar una parte especial del conocimiento
avanzado, particularmente conocimiento que tiene que ver con el bienestar de
los otros, que demarcan una profesión. Como guardianes del conocimiento
especial que influye en el bienestar humano, los profesionales están obligados
por responsabilidades morales especiales, que son requerimientos morales, a
aplicar a su conocimiento, de forma que beneficie al resto de la sociedad.
Dicho lo anterior, podemos hablar de la existencia tanto de una ética como de
una deontología profesional. La primera se centraría sobre todo en perfilar y
definir el bien de una determinada profesión (no sólo el personal del propio profesional,
sino especialmente su aportación al bien social o común), mientras que la
segunda se ocuparía de las obligaciones propias de dicha actividad. En otras
palabras: la ética profesional sería la expresión de las diversas y plurales
éticas de máximos existentes en todos y cada uno de los profesionales de
especialidad, mientras que la deontología expresaría la ética de mínimos que
todas las anteriores comparten y están obligadas a cumplir a pesar de sus
diferencias. ÉTICA PROFESIONAL DEONTOLOGÍA Orientada al bien, a lo bueno.
Orientada al deber (el deber debe estar en contacto con lo bueno). No
normativa. Normas y códigos. No exigible. Exigible a los profesionales. Propone
motivaciones. Exige actuaciones. Conciencia individual predominantemente.
Aprobada por un colectivo de profesionales. Amplitud: se preocupa por los
máximos. Mínimos obligatorios establecidos. Parte de la ética aplicada. Se
ubica entre la moral y el Derecho América Latina necesita profesionales
universitarios que tengan valor: • Que tengan valor para ser lo que son y no
pretendan lo que no son. • Para vivir honradamente dentro de sus propios
recursos y no deshonestamente a expensas de otros. • Profesionales que no
quieran adquirir riqueza sin trabajar. • Profesionales que desarrollen negocios
con moral. • Profesionales que tengan ciencia pero con amor a la humanidad •
Profesionales que aprendan a relacionarse con los demás, en un entorno en que
sean unos artífices de un trato de excelencia. • Profesionales que se metan en
política pero con principios. La experiencia ética en el campo de la profesión
se relaciona, fundamentalmente, con tres ideas: la idea del deber, la idea del
bien y la idea del sentido. Desarrollar una profesión es, de entrada, adquirir
unos deberes y llevarlos a cabo mediante la intervención en un determinado
ámbito de la sociedad. En segundo lugar, es intentar hacer un bien a un
destinatario y, asimismo, a un conjunto social y, en tercer lugar, es construir
prácticamente un sentido con la propia actividad, con la propia vida.
Trabajamos por algún motivo, para conseguir un determinado objetivo, aunque no
todos coincidamos en la razón o el motivo de nuestro trabajo. A veces, la
profesión tiene un sentido intrínseco, es decir, por sí misma tiene valor. En
otras ocasiones, la profesión tiene un sentido extrínseco, es decir, se le
atribuye valor porque gracias a ella uno alcanza determinados objetivos ajenos
a la profesión, pero que no podría alcanzar sin ella. La experiencia de la
profesión, al igual que la experiencia ética, se relaciona en todo caso con
estos tres conceptos: el deber, el bien y el sentido. Ser profesional, sea del
sector que sea, significa asumir unos determinados deberes. La experiencia
ética se refiere directamente a la experiencia del deber.
lunes, 11 de abril de 2016
La Tecnología y la Bioética
La ética aplicada ha ido ampliando su campo de acción y
hoy día plantea que la solución de casos concretos no debe ser lo único, sino
que es preciso diseñar los valores, principios y procedimientos que en los
diferentes casos deberían tener en cuenta los afectados. Actualmente se trata
de utilizar un procedimiento de carácter retórico y práctico, entendiendo por
retórico el arte de realizar juicios probables sobre situaciones individuales y
concretas. En este tipo de juicios, que alcanzan probabilidad, no certeza, la
solución de los conflictos no se alcanza por la aplicación de axiomas
formulados a priori, sino por el criterio convergente de todos los hombres, a
lo menos de los más prudentes y sabios, expresados en formas de máximas
prácticas de actuación
Es decir, ahora hay que reflexionar acerca de las propias experiencias y formularlas en forma de método porque se ha advertido, aunque resulte imposible llegar a acuerdos con otros especialistas, en el terreno de los principios éticos, pueden ponerse de acuerdo en ciertas máximas de acción para orientarse en los casos concretos.
Ahora bien, la ética aplicada admite que algunos ámbitos requieren de un tipo de reflexión distinta, como es el caso de la bioética, la educación o la moral cívica. Por lo que en los procesos de toma de decisiones es preciso, en lugar, tomar en cuenta el tipo de actividad de la que nos ocupamos (médica, económica, ecológica, informática, periodística, etc.) y la meta por la que la actividad cobra su sentido. Recordando que toda actividad cobra su sentido al perseguir los bienes internos a ella. En lugar hay que tener presentes los valores, principios y actitudes que es menester desarrollar para alcanzar la meta propia, y el bien interno a esa actividad. En lugar hay que reconocer los valores y principios peculiares anteriores en esa actividad concreta y su relación con los desarrollados en el proceso ético dialógico. Por último hay que considerar los datos de la situación, describiéndola del modo más completo posible
Es decir, ahora hay que reflexionar acerca de las propias experiencias y formularlas en forma de método porque se ha advertido, aunque resulte imposible llegar a acuerdos con otros especialistas, en el terreno de los principios éticos, pueden ponerse de acuerdo en ciertas máximas de acción para orientarse en los casos concretos.
Ahora bien, la ética aplicada admite que algunos ámbitos requieren de un tipo de reflexión distinta, como es el caso de la bioética, la educación o la moral cívica. Por lo que en los procesos de toma de decisiones es preciso, en lugar, tomar en cuenta el tipo de actividad de la que nos ocupamos (médica, económica, ecológica, informática, periodística, etc.) y la meta por la que la actividad cobra su sentido. Recordando que toda actividad cobra su sentido al perseguir los bienes internos a ella. En lugar hay que tener presentes los valores, principios y actitudes que es menester desarrollar para alcanzar la meta propia, y el bien interno a esa actividad. En lugar hay que reconocer los valores y principios peculiares anteriores en esa actividad concreta y su relación con los desarrollados en el proceso ético dialógico. Por último hay que considerar los datos de la situación, describiéndola del modo más completo posible
La bioética es el campo en el que se cuestiona lo ético
de las prácticas tecno-científicas y biomédicas. En estas últimas los
cuestionamientos abarcan las prácticas con humanos, animales y vegetales, así
como sus dimensiones sociopolíticas. Para abordar la reflexión, utiliza un
diálogo interdisciplinario del que son parte la medicina, la ética, el derecho
y la teología, sin cerrar otras posibilidades. Crea un espacio de interacción
comunicacional en el espacio público abierto y pluralista, en el que diferentes
comunidades de pensamiento pueden expresar y discutir el sentido de sus
creencias y de sus valores que son cuestionados por el desarrollo biomédico. Otra
forma de presentación de la bioética es en forma de discurso, lo que incluye
diversos tipos de publicaciones como libros, artículos, etc.; y de prácticas
normativas respecto a la enseñanza, la participación en comités de ética o en
consultas en los hospitales
Medio ambiente
El tipo de “psicología del
compartir” que se requiere para lograr el uso compartido (total o parcial)
puede ser, sin duda, muy valioso como recurso humano – aún en forma incompleta
– para preservar y cuidar el ambiente. Cuando dicho enfoque se reemplaza por un
activo uso de incentivos y de cálculos privados de beneficios y utilidades
personales
La ética medioambiental es
una ética aplicada que reflexiona sobre los fundamentos de los deberes y
responsabilidades del ser humano con la naturaleza, los seres vivos y las
generaciones futuras. El objetivo es
evaluar la crisis socio ecológica planetaria, bajo la guía de dos principios
éticos y un concepto ético-político
derivado: primero, el principio de responsabilidad como cuidado del ser
vulnerable (los seres humanos actuales y futuros y la restante vida
planetaria); segundo, el principio de justicia ecológica en sus tres vertientes
complementarias: la justicia global (las desigualdades socioeconómicas a nivel
planetario), la justica intergeneracional (generaciones futuras) y la justicia
interespecífica (principio de hospitalidad biosférica hacia los otros seres
vivos); y el concepto ético-político de ciudadanía ecológica en una sociedad
global. Consideramos que para desarrollar una ética medio ambiental es
necesario equilibrar un antropocentrismo ético moderado con un biocentrismo.
Esto quiere decir que la primera obligación ética ecológica es garantizar la
supervivencia humana y la dignidad de la vida humana actual y futura, puesto
que lo primero en verse afectado por la crisis socio ecológica es el proyecto
civilizatorio humano, con todos sus logros y riquezas culturales, científicas,
éticas y políticas. Ello, por lo demás, teniendo en cuenta que la vida
planetaria, pese a los impactos ambientales humanos, seguirá adelante en su
proceso evolutivo.
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